Foto: Steve Snodgrass
Una noche —y otra noche— el juego del hacer: la escritura. El pensamiento de la letra. Lo que piensa la a. Lo que piensa la e. Lo que piensa la o al unirse a la r. O la g al unirse a la a. Ir más allá de las propias palabras para ir más allá de nosotros mismos. Una suma de lo que se dice y lo que no. O una multiplicación de distancias y deseos. Por ejemplo: no es lo mismo escribir “estoy lejos” que estar lejos, como tampoco es lo mismo pensar “estoy lejos” que escribir “estoy lejos” estando realmente lejos. Esto: no. Mejor aún: escribir “deseo” y ahí mismo, donde se diga, dejar un sembradía desolado. Escribir amor y ahí mismo, donde se diga, reducirnos a cenizas. Ir contra la corriente del lenguaje. Ser el lenguaje y ahí mismo, donde se diga, fluir en su río de transparencias.
Rogelio Guedea, Para / caídas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario